
IREZUMI
Irezumi (入れ墨, 入墨, 紋身, 刺花, 剳青, 黥 ó 刺青) es una palabra japonesa referida a la inserción permanente de tinta bajo la piel, normalmente con fines decorativos. Es una forma de tatuar.
La palabra puede ser escrita de diferentes maneras. La manera más común de escribirla es con caracteres chinos 入れ墨 ó 入墨, literalmente "insertar tinta".
Historia
El hecho de tatuarse con fines decorativos o espirituales en Japón es posible que se haya remontado en el periodo paleolítico.
En el período Yayoi (300 a. C.-300 d. C.) los diseños de tatuajes fueron observados y comentados por visitantes procedentes de China. Dichos diseños se cree que tuvieron una significación espiritual así como una función relativa al estatus social.
Durante el período Kofun (250-538 d. C.), los tatuajes comenzaron a tener una connotación negativa. En lugar se ser utilizados con fines rituales o relacionados con el estatus social, los tatuajes pasaron a realizarse en criminales como castigo por sus delitos.
Hasta el período Edo(1603 - 1868) el rol de los tatuajes en la sociedad japonesa fluctuó. Las marcas tatuadas eran utilizadas todavía como castigo por crímenes cometidos, pero modas menores de tatuajes decorativos (algunos diseños sólo se completaban cuando las manos de los amantes se unían) también se mantenían. Fue en el período Edo, sin embargo, que el tatuaje decorativo japonés comenzó a desarrollarse hacia el avanzado arte que conocemos actualmente.
El impulso para el desarrollo de la técnica fue el desarrollo del arte de la impresión en madera y la edición de la popular novela china Suikoden, una historia de valentía rebelde y valor ilustrada con grabados en madera que mostraban hombres en heroicas escenas, con sus cuerpos decorados por dragones chinos y otras bestias mitológicas, flores, feroces tigres e imágenes religiosas. La novela fue un éxito inmediato y la demanda de tatuajes relativos a sus ilustraciones fue a la par.
Los artistas que grababan en madera comenzaron a tatuar. Usaban muchas de las herramientas utilizadas para imprimir en madera a la hora de tatuar sobre la carne: cinceles, gubias y, lo más importante, una tinta única conocida como tinta Nara ó negro Nara, la famosa tinta que se vuelve verde-azulada bajo la piel.
Existe un debate académico sobre quiénes lucían estos tatuajes. Algunos estudiosos señalan que eran las clases bajas las que los portaban. Otros afirman que los comerciantes ricos, que tenían prohibido por ley alardear de su riqueza, lucían caros tatuajes bajo sus ropas. Se sabe con certeza que el irezumi comenzó a estar asociado a los bomberos, figuras representativas del coraje y la picaresca sexual, quienes llevaban tatuajes como forma de protección espiritual (y también por su belleza).
Los tatuajes en el Japón moderno
En los comienzos del período Meiji, el gobierno japonés, procurando proteger su imagen y dar una buena impresión a Occidente, marginó los tatuajes, y el irezumi pasó a tener connotaciones criminales. Sin embargo, los fascinados extranjeros iban a Japón en busca de las habilidades de los artistas del tatuaje, y el tradicional arte continuó en la clandestinidad.
El tatuaje fue legalizado por las fuerzas de ocupación en 1945, pero ha mantenido su imagen de criminalidad. Durante muchos años, los tatuajes tradicionales japoneses fueron asociados a la Yakuza, la mafia más famosa de Japón, y muchos negocios en Japón (baños públicos, gimnasios, etc.) todavía tienen prohibida la entrada a clientes tatuados.
El tatuaje y otras formas de decorar o modificar el cuerpo, igual que en el mundo occidental, están ganando popularidad en Japón. El irezumi tradicional todavía es realizado por artistas especializados, pero es doloroso y costoso en términos de dinero y tiempo: un tatuaje tradicional de cuerpo entero (que cubre brazos, espalda, muslos y pecho) puede demandar de uno a cinco años de visitas semanales para completarlo, y su precio puede superar los 30.000 dólares americanos.
La factura de un tatuaje japonés
El interesado tiene que buscar primero a un artista de tatuaje tradicional. Esto, en sí mismo, puede ser una tarea de enormes proporciones (aunque se ha hecho más fácil con Internet), porque estos artistas llevan a menudo su tarea en condiciones sorprendentemente secretas, y la transmisión del conocimiento sule basarse en la tradición oral.
Un artista del tatuaje tradicional pasa años como aprendiz de un maestro. Ellos (son casi exclusivamente hombres) viven a veces en la casa de su maestro. Pueden pasar años limpiando el estudio, observando, practicando en su propia carne, prestando asistencia, mezclando tintas y copiando cuidadosamente diseños del libro del maestro, antes de que se les permita tatuar a los clientes. Debe dominar todas las complejas y únicas habilidades de estilos de sombras.